Por:

Maria Clara Hoyos

Presidente ejecutiva

Asomicrofinanzas

Por la sendade de la inclusión social

Colocar un microcrédito en Colombia es mucho más que un desembolso. Es llegar a todos los rincones de nuestro país, en lancha, en moto, por vías intransitables de nuestra quebrada geografía llevando claro un objetivo de inclusión financiera y social; acciones diarias y decididas que contribuyen a combatir el fenómeno social del “gota a gota”.

Los resultados demuestran que en un año de compromiso con este Gobierno nuestro avance es significativo. Cerca de 300 mil personas ingresaron por primera vez al sistema financiero, el 52% de ellas mujeres. Hoy tenemos 9,9 millones de clientes entre los que se encuentran: madres cabeza de hogar, víctimas del conflicto, migrantes, afrocolombianos, indígenas, raizales, palenqueros o ciudadanos con discapacidad física o cognitiva. De este universo, 2,9 millones de personas tienen un microcrédito y otros 2,5 millones un producto de ahorro. También 2,5 millones de hombres y en su mayoría mujeres, cuentan con un microseguro.

Sin duda, el microcrédito es la verdadera fuente de inclusión social; llevamos educación financiera a 1.103 municipios, de los cuales 36% se encuentran en zonas rurales y el 90% de la población atendida, pertenecientes a los estratos 1 y 2 y el 24% superó línea de pobreza.

En los últimos seis meses nuestros afiliados han desembolsado más de un millón de préstamos por un total de $7 billones, unos $600 mil millones más que en el primer semestre del año pasado, alcanzando una cartera bruta de $20 billones, lo cual representa un crecimiento nominal anual de 15,6%. Y quiero destacar que las regiones en dónde más aumento el monto de desembolsos fue en la región de la Amazonía con un 16% y la Caribe con un 15%.

Segun cifras del último Informe de Actualidad del Sistema Financiero de la Superintendencia Financiera de Colombia, con corte a abril de 2023 los créditos de consumo y vivienda presentaron decrecimientos reales anuales, mientras que la cartera comercial se expandió a un ritmo del 1%. Por su parte, las cifras de Asomicrofinanzas al mismo corte muestran que la modalidad de microcrédito presentó un crecimiento real anual de 2,6% y de hecho, datos más recientes revelan que a junio de 2023 estos préstamos siguieron ascelerándose hasta alcanzar un crecimiento de 3,1%. Lo anterior es un claro reflejo del carácter contracíclico del microcrédito y en consecuencia, de la importancia de la industria microfinanciera para el país.

Con estos hechos y cifras, está claro que lo que necesitamos más allá que nos miren con un criterio de tasa de interés, es clave encontrar nuevas fuentes de fondeo para que nuestras entidades lleguen a través del microcrédito a todas las zonas del país, desarrollar un trabajo conjunto entre el Estado y el sector privado sin morir en el intento, reconociendo el costo y el esfuerzo que tiene llegar hasta los sectores informales y las zonas más apartadas del país.

Tenemos que encontrar nuevas opciones como las garantías sobre los créditos otorgados que cubran esos riesgos, o, con estímulos reales para que las familias de estratos 1 y 2 tengan acceso a sus viviendas VIP y VIS que durante años han soñado, a través de los subsidios como el de Mi Casa Ya, el subsidio a la tasa de interés y el apoyo a los constructores de vivienda de interés social tanto rural como urbana.

Necesitamos innovar y ser creativos a la hora de abordar los problemas de la economía popular. Nuestro gremio está dispuesto a seguir siendo parte de la solución para nuestro país.