Un aplauso para USAID 

Por Maria Clara Hoyos, presidente de ASOMICROFINANZAS. 

Sin duda alguna, en un contexto económico donde la inclusión financiera ha sido uno de los grandes desafíos para el desarrollo de las economías emergentes, la cooperación internacional ha jugado un papel fundamental, ya que le ha dado la oportunidad a poblaciones vulnerables, comunidades rurales, pequeñas empresas y otros actores clave, de soñar con un mejor porvenir para sus vidas y la de sus familias.

En Colombia, un ejemplo de ello ha sido y fue la labor realizada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que ha tenido un impacto positivo y transformador para el sector microfinanciero. Desde su llegada al país, esta organización orientó sus esfuerzos en permitir que microempresarios y emprendedores de escasos recursos accedieran a servicios financieros, promoviendo un entorno de mayor inclusión social y financiera, además de mayor conciencia económica dentro de la sociedad colombiana. Es decir, abonó un vasto terreno de oportunidades para una base piramidal que históricamente estuvo al margen de los sistemas tradicionales de financiamiento.

Y es que los hechos y las cifras hablan por sí solas. Por ejemplo, en el 2006, en la creación del decreto 3078, que dio vida al nacimiento de Banca de Oportunidades, esta agencia norteamericana jugó un papel fundamental, ya que contribuyó, entre otras cosas, a la creación de un marco normativo adecuado al fortalecimiento de las instituciones microfinancieras y al impulso de alianzas público-privadas que permitieran a millones de colombianos acceder a servicios financieros esenciales. Gracias a ello, este programa se consolidó como un instrumento crucial para fomentar el desarrollo socioeconómico en las regiones más apartadas del país.

Asimismo, USAID fue un aliado y facilitador clave de la operación de las microfinancieras en el territorio. Esta agencia, a través de mecanismos como la garantía DCA (Development Credit Authority, por sus siglas en inglés), hoy denominada garantía DFC, asumió el riesgo que enfrentan entidades e instituciones financieras a la hora de otorgar créditos a negocios o particulares ¡Fue un actor estratégico del ecosistema microfinanciero!

Con garantías como estas, USAID facilitó el acceso al financiamiento para sectores clave de la economía nacional como el agrícola, el comercial y otros, especialmente en áreas donde los riesgos percibidos por los prestamistas pueden dificultar la provisión de crédito. Por ejemplo, el efecto de este instrumento impactó a 15 asociados de Asomicrofinanzas, generando el desembolso de cerca de 450 millones de dólares.

Del mismo modo y no menos importante, esta agencia participó de manera activa en proyectos clave para el desarrollo socioeconómico de la nación y el fortalecimiento de las microfinanzas en los territorios. De hecho, según data recolectada por el gremio, esta entidad participó en más de 25 proyectos en los últimos 10 años, impactando de manera positiva en temáticas como: uso de garantías públicas, educación financiera, créditos agropecuarios, implementación de billeteras digitales y generación de empleo formal. Por esta razón, su eventual desaparición genera una gran zozobra.

Actualmente, proyectos transformadores los cuales promueven el fortalecimiento empresarial y productivo de diversas poblaciones (indígenas, víctimas del conflicto armado, desplazados, entre otros) y que se están llevando a cabo en regiones como el Catatumbo, Guaviare, Cauca, Caquetá, Putumayo, Bajo Cauca, Córdoba, Nariño, entre otras, están en pausa y su futuro es incierto. Por eso, su ausencia duele, y mucho.

​Así que, hablar de USAID -desde la mirada del gremio microfinanciero- es referirse a un aliado estratégico del ecosistema, con el que se han construido puentes para, por un lado, vencer fantasmas como el de la pobreza y la desigualdad, y por otro, aportar al desafío de inclusión financiera que reclama el país en todos sus rincones, especialmente en las zonas más excluidas.

USAID es y será siempre recordado como un actor protagónico de la historia de las microfinanzas en Colombia. Por ende, su extinción nos conmueve. Su labor por los campesinos, las familias pobres, los microempresarios y más, fue titánica y dejó huella en miles de hogares colombianos. Su trabajo dejó un legado en los territorios, por eso y mil motivos más, merece un aplauso.

Según la encuesta de micronegocios (EMICROM) del DANE, en el tercer trimestre de 2023 se llegó a un total de 5.590.701 micronegocios, cifra que viene en crecimiento desde el mismo período de 2022, cuando alcanzó cifras similares a las registradas antes de la pandemia del Covid 19, cuando se tenían 5.351.720 micronegocios (primer trimestre de 2019). Vale la pena mencionar que los sectores económicos que más participación tienen del total de micronegocios son comercio (25,7%) y agricultura (23%).

Además de representar más del 95% del ecosistema empresarial del país, las mIcroempresas ocupan cerca de 7.250.000 colombianos y colombianas, lo cual representa el 30,3% del total de ocupados a nivel nacional. Por sector económico, estos emprendimientos ocupan más de la mitad de la población que trabaja en el sector agrícola, alrededor del 46% de los que lo hacen en el sector de comercio y 42.8% de los que desempeñan sus actividades en el sector de alojamiento y servicios de comida.

Y es allí donde entra la labor de responsabilidad social del sector microcrediticio. Tenemos un «ejército» de 9.700 asesores especializados en este tipo de opción crediticia, todos vinculados con las 40 entidades microflnancieras que hacen parte de nuestro gremio Asomicroflnanzas.

Con esa cantidad de colaboradores, el 60 % mujeres y el 40 % hombres, llegamos para hacer realidad los sueños de emprender o fortalecer un negocio, para hacerse más productivos y competitivos y construir un mejor país con menor desocupación.

Sin duda, la importancia del microcrédito es para negocios productivos, en la medida que el desempleo sube coge más fuerza el microcrédito y en la medida en que esas personas y sus negocios se fortalecen, van a tener más acceso a servicios financieros, sin importar su ubicación geográfica ni su condición social. El microcrédito es el camino para ayudar al crecimiento del país.